Octubre es, en todo el mundo, el Mes de la Concientización y Prevención del Cáncer de Mama, una fecha dedicada a promover la detección temprana y a acompañar a quienes transitan esta enfermedad. En ese marco, la concejal Cristina Espil, integrante del interbloque "Juntos", compartió en "Agenda Política" un testimonio profundamente humano sobre su historia de vida, su proceso de sanación y la importancia del acompañamiento.
"Hacer a tiempo un diagnóstico hace la diferencia, te puede salvar la vida", expresó Espil, convencida de que su experiencia puede inspirar a otras mujeres a realizarse los controles periódicos. Su diagnóstico llegó en plena pandemia, a fines de 2020. "Tenía un dolor muscular y fui al médico. Cuando me entregaron los estudios, me encontraron algo que debía controlarse. En marzo de 2021 me operaron, y luego vinieron las quimioterapias y los rayos", relató.
La concejal reconoció que le llevó tiempo poder contar públicamente su historia, y que hacerlo hoy tiene un sentido especial: "Al principio me costaba mucho hablar del tema, porque es algo muy íntimo y porque uno revive momentos difíciles. Pero con el tiempo entendí que si mi experiencia sirve para que otras mujeres se hagan los estudios, entonces vale la pena compartirla".
Durante el tratamiento, el acompañamiento de su familia y sus amigos fue fundamental. "Mi marido, mis hijos, mis amigas, mi cuñada, mi nuera... todos estuvieron presentes. A veces cuesta acompañar a alguien que está enfermo, pero una charla, un mensaje o una visita significan muchísimo. Me sentí muy sostenida."
También recordó con emoción el momento en que comenzó a perder el cabello. "A los pocos días de empezar la quimio se me empezó a caer el pelo. Es un golpe fuerte, porque verte sin cabello te enfrenta a la enfermedad. Pero un día decidí sacarme la peluca y mirarme al espejo. Fue mi manera de decirme: "?acá estoy, sigo siendo yo"?. Ese fue un momento de aceptación y fortaleza", contó.
En ese proceso, la terapia psicológica ocupó un lugar clave. Espil explicó que el acompañamiento profesional fue determinante para sobrellevar las emociones que la enfermedad despierta: "La terapia me ayudó muchísimo. Pude hablar, llorar, entender lo que me pasaba y aprender a no guardarme nada. Me ayudó a aceptar cada etapa y a encontrar la serenidad que necesitaba para seguir adelante."
De ese tiempo conserva una foto muy especial junto a su nieta Bernardita, tomada durante el Día de la Madre: "Estaba en pleno tratamiento y me saqué la peluca para esa foto. Hoy la miro y veo esperanza, amor y vida."
La fe también fue un sostén permanente. "Recibí oraciones de distintos credos, de vecinos, de gente que no conocía. Creo profundamente en el poder sanador de la oración", afirmó.
En este mes de octubre, el Concejo Deliberante se hizo eco del Octubre Rosa, acompañando las acciones de prevención y concientización, y el Municipio invitó a Espil a sumarse a la campaña local, convirtiéndose así en una figura simbólica de la lucha contra el cáncer de mama en Coronel Pringles.
"Hoy me considero una sobreviviente y una militante de la vida. Estoy haciendo una militancia muy especial: el partido de la vida. Porque la vida es hermosa, y vale la pena cuidarla. Hacerse los estudios a tiempo puede marcar la diferencia", concluyó con emoción.