“Para mí los perros son como las personas”
EN EL MARCO DEL DÍA DEL ANIMAL
Hace diez años que Juan Burack recorre las calles de Coronel Pringles acompañado por sus fieles amigos de cuatro patas. Con amor, paciencia y una rutina exigente, se ha convertido en un referente silencioso de una actividad que crece cada vez más.

El pasado martes 29 de abril, se celebró el Día del Animal, una fecha que invita a reflexionar sobre el cuidado, el respeto y la convivencia con nuestros compañeros no humanos. En Coronel Pringles, hay personas que lo hacen todos los días, como Juan Burack, uno de los primeros en desempeñarse como paseador de perros en la ciudad. "Hace diez años que me dedico a ésto. Digamos que soy como el que inició con la actividad a nivel local", cuenta Juan, mientras camina rodeado por tres perros de distintos tamaños y razas. "Para mí los perros son como las personas. Son parte de la familia. A veces me retan los dueños porque los dejo hacer lo que quieren, pero cuando están conmigo, son libres".
Cada día recorre entre 15 y 20 kilómetros. "Tengo doce perros bajo mi cuidado. Hago turnos y los organizo según su carácter. Antes de juntarlos, estudio cómo se llevan. No todos pueden salir juntos", explica. La rutina comienza temprano y se extiende hasta la tarde. "Casi todos los días salimos. De lunes a viernes. Cada paseo dura alrededor de una hora".
Juan recuerda cómo comenzó: "Empecé con un solo perro. Una señora me vio y, aunque al principio no coincidimos en los tiempos, después la gente empezó a notar lo que hacía. Y me empezaron a llamar".
Con el tiempo, fue aprendiendo a leer a cada perro: "Los conozco. Sé quién quiere correr, quién prefiere el agua, quién es más reservado. Las bienvenidas que me hacen son increíbles. Hay uno que me salta hasta la cabeza, otra que aúlla apenas me ve. Es muy especial la conexión".
La organización de los paseos también depende del recorrido: "Algunos perros viven cerca uno del otro, así que aprovecho para pasearlos en conjunto. A veces voy para atrás de la técnica, donde hay más espacio. Ahí los suelto, juegan, corren. Se divierten".

Juan destaca que no se trata solo de ejercicio, sino también de afecto: "He visto perros que los tienen como si fueran una planta. Y no. Necesitan cariño, contacto, socializar. Si los tenés encerrados todo el tiempo, no desarrollan su lado sociable".
A pesar del esfuerzo físico que demanda "?"caminás mucho, hacés entre 1 y 2 km por perro", dice"?, Juan no se queja. "Ya lo tengo incorporado. Me gusta. Me hace bien a mí también. Y si bien ya estoy bastante completo, si alguien necesita, se puede hablar. A veces cuesta coordinar los horarios, pero me organizo".
Cuando habla de su labor, lo hace con cariño y humildad. "Es un trabajo previo. No es sólo sacar al perro. Es conocerlo, entenderlo, que confíe en vos. Muchos ya me esperan en la puerta. Me reconocen".
En una ciudad donde cada vez más personas recurren a paseadores por falta de tiempo o por buscar una mejor calidad de vida para sus mascotas, Juan representa un ejemplo de dedicación y amor verdadero por los animales. Un hombre que camina cada día al ritmo de patas alegres y colas en alto, construyendo con cada paso una historia de compromiso y respeto. "Ellos también tienen su personalidad, su historia. Hay que escucharlos. A su manera, siempre te lo hacen saber", concluye Juan, mientras le da una palmada en el lomo a uno de sus compañeros.
Y así, entre ladridos, pasos y aullidos, se despide un día más. Otro en el que Juan Burack, con correa en mano y el corazón abierto, sigue siendo mucho más que un paseador de perros, es un verdadero amigo.

