Una vez más, la inseguridad golpeó a un comercio de barrio en Coronel Pringles. En horas de la madrugada, desconocidos dañaron la vidriera de una verdulería ubicada en la intersección de Avenida José García de la Calle y 57, y lograron ingresar al interior del local. Se trata de un negocio familiar atendido por una familia boliviana que desde hace años trabaja en el rubro y es muy conocida por los vecinos de la zona.
Un vecino del lugar fue quien dio aviso a la Policía tras advertir lo ocurrido. "Un vecino escuchó ruidos y vio los vidrios rotos en la puerta de entrada, enseguida avisó a la policía", comentó uno de los dueños del lugar. Según se supo, también se escucharon corridas y voces en plena madrugada, lo que hace pensar que los autores del hecho escaparon rápidamente después de causar los daños.
En diálogo con "Multimedio Pringles", uno de los dueños relató lo sucedido con resignación. "Esta vez hicieron menos desastre, pero entraron. Se ve que vieron las cámaras o algo y salieron", expresó. Afortunadamente, los delincuentes no alcanzaron a causar mayores destrozos en el interior, aunque el daño en la puerta principal fue significativo: un grueso vidrio completamente roto.
El comerciante confirmó que cuentan con cámaras de seguridad, aunque las imágenes no lograron identificar claramente a los responsables. "No se puede ver bien, pero la policía cree que son los mismos de la otra vez. Dicen que son menores y no se puede hacer nada", explicó.
El episodio recuerda al ocurrido hace unos meses, cuando el mismo local fue blanco de un hecho similar. En aquella oportunidad, también rompieron vidrios y se llevaron dinero. Esta vez, además del daño material, los ladrones se alzaron con la caja registradora. "Se llevaron la caja con algo de cambio y algunos billetes, no mucho, pero igual duele", lamentó el propietario.
A pesar del mal momento, la familia decidió no detener su actividad. "Estamos limpiando porque hay que abrir y seguir para adelante", dijo, mientras intentaba recomponer el lugar. "No queda otra. Es un traspié, pero hay que seguir trabajando", agregó.
El comerciante manifestó su frustración ante la falta de respuestas luego de la primera denuncia. "Hicimos las denuncias, las declaraciones, pero no pasó nada. Es la segunda vez que nos pasa en pocos meses", recordó.
El hecho se suma a una serie de episodios similares ocurridos en distintos puntos de la ciudad, que preocupan a los vecinos y comerciantes. Mientras tanto, la familia afectada vuelve a empezar, entre vidrios rotos, pérdidas económicas y la incertidumbre de no saber si volverá a ocurrir.
"Cuesta mucho sostener un negocio y ver que lo destruyen así duele, pero no nos queda otra que seguir adelante", cerró el comerciante, reflejando el sentimiento de muchos trabajadores pringlenses que cada día enfrentan el desafío de mantener abiertas las puertas de sus comercios.