El incendio ocurrido en una vivienda particular de calle Pellegrini, entre 13 y Brown, durante las primeras horas de la mañana del 25 de diciembre, dejó imágenes impactantes y una historia que hoy conmueve a toda la comunidad de Coronel Pringles. Entre el humo denso, el calor extremo y el miedo lógico de una situación límite, tres jóvenes tomaron una decisión que resultó clave: actuar sin dudar para salvar la vida de un vecino.
Brandon Vivas, Thiago Gómez y Juan Ignacio Cruz fueron protagonistas de ese rescate y, horas después, contaron su experiencia en el programa El Informador, que se emite por Multimedio Pringles. Allí, con palabras sencillas pero cargadas de emoción, reconstruyeron minuto a minuto lo sucedido.
"Estábamos en la casa de Juan Ignacio, aburridos, y decidimos ir a la panadería. Vivimos a unas seis o siete cuadras del lugar del incendio", relató Brandon. Al regresar, notaron algo extraño. "Ellos iban un poco más adelante y ven el humo. Me gritan: "?mirá para arriba"?. Al principio pensé que era un auto prendido fuego, pero cuando empezamos a correr nos dimos cuenta de que era algo mucho más grave".
Al llegar, la escena era desesperante. "Salía humo y fuego por la puerta, y vimos a dos personas que lograban salir. Ahí entendimos que había alguien más adentro", explicó Thiago. La confusión y el nerviosismo dominaban la situación, mientras vecinos intentaban ayudar como podían. "Había una señora tirando agua con una manguera chiquita. Brandon le dijo que no servía, que era mejor concentrarse en la persona que estaba adentro", agregó.
Fue en ese momento cuando Brandon tomó la decisión más riesgosa. "Pregunté si había alguien más en la casa y nadie me respondía claro. Pensé que podía haber un niño, una mujer, cualquiera. Salté la reja del patio, me saqué el buzo, me lo puse en la boca para respirar y entré", contó. El interior era un infierno. "No se veía nada, pero se escuchaba al hombre asfixiándose. Gritaba pidiendo aire".
El relato se vuelve más crudo cuando describe lo que encontró. "En un momento dejó de gritar. Entre los muebles quemados y el humo, lo vi tirado en el piso del garaje. Estaba desplomado", recordó. Sacarlo no fue fácil. "No lo quería levantar por las quemaduras, se me caía. Como pude, me lo cargué al hombro y lo fui llevando despacito".
Juan Ignacio y Thiago también cumplieron un rol clave. "Yo me subí al paredón y lo ayudé cuando estaba quedándose sin aire, y después a subir al hombre", explicó Thiago. "Yo estaba del otro lado, mirando y ayudando en todo lo que podía", sumó Juan Ignacio.
Brandon logró sacar al vecino por la parte trasera de la vivienda. "Era el único lugar donde se veía un poco de luz. Cuando salí, no podía respirar, me ahogaba, pedí ayuda", relató. Entre la confusión, los vecinos acercaron una escalera y, finalmente, pudieron trasladar al hombre hasta un lugar más seguro. "A los pocos minutos llegó la ambulancia, después los patrulleros y los bomberos", recordó.
Consultados sobre el riesgo que corrieron, Brandon fue sincero: "El calor y el humo te queman todo. Yo creo que ahí estuvo Dios, soy creyente y siento que me ayudó". A pesar de la magnitud del incendio, ninguno de los jóvenes sufrió quemaduras. "Salí sin heridas, solo muy asfixiado, sin aire", contó.
Los tres coincidieron en que actuaron por instinto y solidaridad. "Lo hice de corazón, no para las cámaras ni para que me agradezcan", dijo Brandon, quien señaló que luego recibió el reconocimiento de la familia. "Me dieron las gracias, pero uno no piensa en eso en el momento".
Un dato que impacta aún más es la edad de los protagonistas: Brandon tiene 15 años, Thiago 16 y Juan Ignacio 14. Todos hablaron con autorización de sus familias. "Siempre se dice que la juventud está perdida, pero esto demuestra lo contrario", reflexionaron durante la entrevista, en línea con lo que también destacó el jefe de Bomberos tras el siniestro.
La historia de estos jóvenes héroes se transformó en un símbolo de coraje y empatía. En medio de una tragedia que pudo ser fatal, su accionar marcó la diferencia. Una decisión tomada en segundos, en un contexto extremo, permitió que hoy una familia no tenga que lamentar una pérdida irreparable y que Coronel Pringles reconozca el valor de sus jóvenes.