El pasado 3 de diciembre, se celebró el Día Internacional del Médico, y en la oportunidad, el cardiólogo pringlense Alfredo Pereyra nos brindó un testimonio profundo sobre su vocación, su rutina profesional y los desafíos cotidianos de ejercer la medicina en ciudades del interior. En una charla abierta y cercana, habló sobre la importancia de la prevención, el rol de la tecnología y la evolución de la cardiología en las últimas décadas.
El especialista comenzó describiendo cómo transcurre una jornada habitual de trabajo: "El día arranca temprano, a las ocho de la mañana ya estamos en el hospital haciendo consultorio", explicó. Allí atiende las consultas programadas y luego realiza recorridas por salas de internación, terapia intensiva y guardia externa. "Las urgencias pueden surgir en cualquier momento y hay que estar preparado", remarcó, destacando que la cercanía dentro de la ciudad facilita la rápida respuesta ante situaciones críticas.
Pereyra detalló que atiende entre veinte y treinta pacientes diarios, un número que refleja la demanda creciente de consultas vinculadas con la salud cardiovascular. Según el cardiólogo, los pacientes actualmente se informan más que antes, aunque no siempre con fuentes confiables. "Está bueno que se interesen, pero hay veces que consumen información que no existe", advirtió. En ese sentido, reconoció que el avance tecnológico también llegó a la medicina: "Nosotros también nos basamos en inteligencia artificial. Es una herramienta excelente y hay que saber manejarla".
El profesional señaló que el acceso a nuevas tecnologías permite hoy un abordaje preventivo mucho más preciso que en el pasado. "Podemos meternos dentro de las arterias y hacer prevención cardiovascular", explicó, mencionando estudios no invasivos que permiten detectar lesiones incluso antes de que aparezcan síntomas. Sin embargo, lamentó que muchas personas posterguen los controles: "Tenemos que cambiar eso de venir solo cuando uno está mal. Es mucho más fácil tratar antes de que sucedan las cosas".
Entre las recomendaciones que consideró fundamentales, subrayó la actividad física regular: "La actividad física es fundamental. En pacientes mayores, muchísimo", dijo, relatando incluso el caso de un paciente de 93 años con excelente salud gracias a la constancia en el movimiento diario. También mencionó los avances en farmacología, que permiten tratamientos menos invasivos y más eficaces que años atrás. "Hay medicaciones muy beneficiosas; no tratamos un número del laboratorio, tratamos arterias enfermas", expresó.
En otro tramo de la entrevista, Pereyra habló de su elección profesional y del fuerte lazo con la ciudad. "Veía todos los días a mi papá con el estetoscopio; me fui llevando inconscientemente", contó sobre su camino hacia la cardiología. Tras formarse en la Fundación Favaloro, regresó a Coronel Pringles hace una década: "Soy de acá, me encanta. La calidad de vida es increíble comparada con las grandes ciudades", sostuvo.
El cardiólogo reconoció que atender en el interior tiene fortalezas, pero también desafíos. "A veces el diagnóstico está, pero derivar es difícil porque estamos lejos de centros de alta complejidad", señaló. Aunque destacó que Bahía Blanca representa un apoyo fundamental, reconoció que ciertas emergencias requieren intervenciones inmediatas que, por volumen y estructura, no pueden realizarse en ciudades pequeñas. "Poner un stent acá es imposible; no tenemos el caudal de pacientes para sostener una sala de hemodinamia", explicó.
Finalmente, dejó un mensaje para toda la comunidad, poniendo el foco en la responsabilidad individual sobre la salud cardiovascular: "Controlarse el corazón es fundamental. La prevención evita problemas graves. No hay que tener miedo; es mejor saber y tratar a tiempo", afirmó. También insistió en la importancia del deporte, la constancia y los chequeos médicos adecuados según cada edad o actividad física a practicar.
En esta semana dedicada a reconocer la labor médica, las palabras de Alfredo Pereyra, no sólo reflejan la dedicación de quienes ejercen la profesión, sino que refuerzan un mensaje central: la prevención sigue siendo la herramienta más valiosa para cuidar el corazón y mejorar la calidad de vida.