La sensibilidad del bolsillo se siente fuerte en los comercios vinculados a la alimentación, y particularmente en las carnicerías, donde el impacto de la inflación y la pérdida de poder adquisitivo golpea tanto a consumidores como a quienes trabajan en el sector. Pablo Eberling, carnicero de nuestra ciudad, describió el momento con sinceridad y preocupación, en medio de semanas donde las ventas muestran una tendencia muy por debajo de lo habitual. "Está en una situación media baja", resumió sobre el consumo de carne vacuna en la actualidad, y agregó que la disminución del movimiento se percibe desde hace varios meses: "A partir de agosto fue que se empezó a frenar. Agosto y octubre fueron meses bravos".
El cambio de hábitos apareció como una constante: la gente compra menos y, además, elige cortes más económicos. "Tenés días y días: hay días que se labura y otros muy tranquilos. Se nota mucho lo que ha bajado el consumo y lo que cuesta hoy en día es el pago en efectivo", describió.
NUEVAS PREFERENCIAS, COMPRAS MÁS MEDIDAS
El consumidor mira los precios con mayor atención, compara y opta por alternativas más accesibles. El pollo y los cortes vacunos de menor valor, ganan terreno en la mesa de los pringlenses. "Muchos te buscan todo lo que es más económico", detalló Eberling, mencionando cuáles son los productos más pedidos: "Picada, chuleta, paleta, a veces aguja común. Eso es lo que más se llevan hoy".
Los cortes tradicionales para parrilla, como la tira de asado o el vacío, también salen, pero ya no con la frecuencia de otros tiempos: "Salen, pero cuesta. Cuesta mucho".
A LA PAR DE LOS CAMBIOS, TAMBIÉN SUBEN LOS COSTOS
El carnicero indicó que la suba del precio de la hacienda es un factor permanente, pero que los comerciantes deben medir muy bien cualquier ajuste en la góndola para no ahuyentar aún más las ventas: "Tenés que tratar de jugar con los precios para no pegarle tanto a la gente".
ACTUALMENTE, LOS VALORES RONDAN:
Vacío: $14.500
Tapa: $13.000
Asado: $13.000
Aunque estos números puedan modificarse semana a semana, muestran el desafío del equilibrio que deben sostener los comerciantes para poder ser competitivos sin vender a pérdida.
ASADOS QUE SE POSTERGAN
El ritual del fin de semana también ha cambiado. "Cuesta que salga el asado. Incluso el tiempo no nos ha acompañado: fines de semana con lluvia y complicado para juntarse", comentó.
Además, los gastos fijos de los comercios golpean fuerte en la ecuación: "Quizás recaudaste 300 mil y la boleta de luz es de 400 mil. Y así vamos continuamente", explicó.
La reducción en kilos vendidos se volvió evidente. Pablo compartió una referencia concreta del impacto: "Pasamos de vender entre ocho y diez medias reses por semana a cuatro o tres. La baja es considerable".
Aún así, asegura que no pierden la voluntad de sostener el negocio y seguir de pie: "Cuestión de buscarle la vuelta: precios, cortes, ofertas"? ir trabajando fino para que haya consumo".
Mientras el sector aguarda mayor estabilidad económica y un alivio para el bolsillo del vecino, los comerciantes como Eberling continúan en la lucha diaria por mantenerse a flote, adaptándose a una realidad que, por ahora, sigue siendo cuesta arriba.