“Con mi hijo compartimos mucho más que un oficio: Compartimos la vida”
HISTORIAS QUE EMOCIONAN EN EL DÍA DEL PADRE
Desde "El Diario de Pringles", en el Día del Padre, destacamos una historia entrañable de trabajo, aprendizaje y transmisión de valores. Luis Casoni, vidriero desde 1977, le enseñó el oficio a su hijo Nicolás, y hoy trabajan codo a codo en el negocio familiar. Entre vidrios, herramientas y anécdotas, hablan de su historia compartida, de cómo el trabajo se convirtió también en una forma de estar juntos.

Luis Casoni y su hijo Nicolás son más que padre e hijo: son compañeros de trabajo, socios y, sobre todo, parte de una historia que se construye todos los días, en cada vidrio cortado con precisión y cuidado. En esta entrevista, recorremos su vínculo a través del oficio que los une.
-Luis, ¿cómo empezaste con este oficio del vidrio?
Mis comienzos fueron allá por 1977. En ese momento yo trabajaba en el almacén Alfano, y un día se fue uno de los chicos que se encargaba de la vidriera. Me preguntaron si me animaba a cortar vidrio y así arranqué. Lo fui aprendiendo, no lo heredé. Estuve como empleado hasta 1987, y después abrí mi propio negocio en Mitre al 1354.
-¿Había muchos vidrieros en ese entonces?
No como ahora. Antes los vidrios los trabajaban los carpinteros o los almacenes que los ofrecían como complemento. Los viajantes venían y se quedaban todo el día vendiendo vidrio. Todo cambió con la llegada del aluminio, que ya exigía más precisión, más profesionalización, y así nos fuimos metiendo de lleno en el rubro.
-Nicolás, vos sí heredaste el oficio. ¿Cómo fue tu camino?
Sí, la verdad que sí, lo heredé. Desde chico lo ayudaba a mi viejo. Recuerdo que uno de mis primeros trabajos fue ayudarlo a sostener una ventana de aluminio para poner el vidrio. Tenía seis o siete años. Después, por un motivo u otro, fui estudiando y seguí en el negocio familiar.
-¿Y qué sentís al trabajar con tu papá?
Es un orgullo, la verdad. Compartir ésto con él es muy especial. No es solo un trabajo, es una forma de seguir aprendiendo todos los días, de compartir cosas, de construir juntos.
-¿Qué tan delicado es trabajar con vidrio?
Mucho. Es frágil, hay que tener mucho cuidado. Un mal movimiento y se rompe. Hay que trabajar con mucha precisión. Cualquier error puede costarte tiempo, dinero y hasta un corte.

-Luis, ¿cuál fue el trabajo que más te marcó en tu carrera?
Muchos, la verdad. Recuerdo haber hecho todos los vidrios del nuevo edificio de la Escuela Técnica N° 1, también en los barrios hace 20 o 30 años. Viajé a Coronel Dorrego, trabajé en la sala velatoria de Cabildo. Hace poco vendí todos los espejos para la estación de servicio YPF nueva. Cada trabajo deja algo.
-¿Has enseñado el oficio a otras personas también?
Sí, a varios. Por ejemplo, Oscar Martínez, Martín Effler. También el hermano de Martín, que está en Coronel Suárez. Últimamente estaba trabajando con nosotros Nazareno. Me gusta enseñar. Este oficio me dio mucho, y si puedo transmitirlo, mejor.
-¿Y qué herramientas usan hoy en día para cortar y trabajar el vidrio?
Mucho cambió. Antes usábamos el clásico cortavidrios con mango de madera. Hoy hay modelos más modernos, lubricados con aceites especiales que permiten cortes más limpios y seguros. Usamos mesas especiales, porta vidrios, y cada tanto van saliendo nuevos materiales o métodos.
-Nicolás, ¿hay novedades en los tipos de vidrio que se usan?
Sí, totalmente. Hay nuevos diseños, nuevas terminaciones, vidrios más decorativos o más resistentes. También cambiaron muchas herramientas, y eso hace que el trabajo sea más eficiente, aunque igual de delicado.
-¿Te has cortado con vidrio?
Sí, claro. Tengo algunas marcas. Son parte del oficio. Por eso hay que ser muy cuidadoso, tanto por seguridad como por la calidad del trabajo.

-¿Cómo es un día de trabajo para ustedes?
Arrancamos temprano. Vamos viendo los pedidos, organizamos las entregas y las instalaciones. Muchos trabajos son a medida, así que hay que ir con precisión. Lo bueno es que cada día es distinto, y trabajamos con clientes de todo tipo: hogares, comercios, instituciones.
-¿Trabajan en familia además de ustedes dos?
Sí, también nos ayuda mi señora, a veces Luz María también se suma. Es un equipo familiar. Eso es algo lindo del negocio, que lo sentimos como nuestro y lo cuidamos entre todos.
-Nicolás, ¿qué te enseñó tu papá además del oficio?
Valores, sin duda. El esfuerzo, la dedicación, el compromiso con lo que uno hace. También a tener paciencia, a aprender de los errores y a no rendirse. Él siempre fue un ejemplo para mí.
-Luis, ¿qué sentís cuando ves a tu hijo trabajando a tu lado?
Orgullo. Mucho. Me emociona ver que el negocio sigue, que lo que uno construyó no termina, sino que continúa con alguien que lo siente de la misma manera. No hay nada más lindo que eso.
-¿Tienen algún deseo para el futuro del negocio?
Seguir creciendo, que el trabajo nunca falte. Pero más allá de lo económico, que podamos seguir trabajando juntos, en familia, con salud y con ganas. Eso es lo más importante.
-¿Y algún mensaje para este Día del Padre?
(Luis) Quiero saludar a todos los padres trabajadores, a los que enseñan con el ejemplo. Que tengan un hermoso día, rodeados de sus hijos y su familia.
(Nicolás) Y a mi viejo, gracias. Por todo lo que me dio y me sigue dando.
Desde "El Diario de Pringles", en este Día del Padre celebramos historias como la de Luis y Nicolás Casoni. Porque el trabajo también es una forma de amor. Porque el oficio, cuando se comparte con un hijo, se transforma en legado.