Los remates virtuales, una modalidad que surgió como respuesta a la pandemia, siguen consolidándose en Coronel Pringles. Antonela Herrerías, martillera pública a cargo de la actividad, comentó sobre la dinámica actual y la importancia de mantener una participación activa tanto de quienes venden como de quienes compran. "Gracias a Dios siempre marchando", señaló Antonela, al referirse al movimiento que sostienen semana a semana. "Es como todo, algunos meses más movidos, otros más tranquilos, pero en general siempre se mueve, siempre. La gente siempre busca.
Se busca mucho lo que es usado, y también hoy en día la gente vende mucho. Antes, muchas cosas se regalaban; ahora nos comentan que lo que antes regalaban, hoy prefieren traerlo para vender".
La dinámica del remate comienza con la recepción de los productos en la inmobiliaria. "Recibimos las cosas, siempre pedimos previamente que nos envíen fotos para evaluar. Una vez que el objeto ingresa, se arma una lista, un inventario, y se va sacando a remate en orden para cumplir con todos. Hay una demora de tres semanas a un mes aproximadamente, dependiendo de la cantidad de mercadería que tengamos", explicó.
Durante ese tiempo, los productos también se ofrecen en venta particular. "El precio particular lo pone el vendedor. Si no tiene una idea clara, nosotros le podemos hacer una sugerencia", indicó. Sin embargo, aclaró: "Si no se vende en particular, el artículo pasa a remate con una base bajita para facilitar la venta".
Respecto a la mercadería que aceptan, Herrerías especificó: "Recibimos todo tipo de material, pero siempre pedimos fotos porque hay cosas puntuales que por ahí no son nuestro fuerte, como cosas de bebé o herramientas muy específicas para determinados oficios".
Al hacer un balance desde que iniciaron en 2020, Antonela recordó: "Si te digo la verdad, no pensábamos llegar a todo ésto. Cuando empezamos, personalmente tenía mucho miedo. Estábamos en pandemia, en 2020, y justo a los dos meses pasamos a fase uno. Era mucha incertidumbre. Los gastos que hay que enfrentar son muchos: matrícula anual del Colegio de Martilleros, caja previsional mensual, alquiler, y otros gastos fijos. Siempre está el miedo de si vamos a poder. Pero gracias a Dios, marchamos con fe y estamos contentos".
Con una gran cantidad de bloques que se subastan semanalmente, la martillera hizo un pedido especial a los vendedores: "Todos los días sacamos alrededor de 20, 22 bloques. Por eso pedimos que, pasado un mes de haber dejado los productos, se acerquen o nos manden un mensaje para ver si ya tienen algo para cobrar. Es difícil poder avisarle a todos porque sería una tarea interminable".
Finalmente, Antonela invitó a la comunidad a seguir participando: "Siempre hay cosas nuevas que surgen, que aparecen. Los esperamos a todos, tanto para vender como para comprar".