La muerte del Papa Francisco conmovió, no sólo a los fieles católicos, sino también a miembros de otras iglesias cristianas. En ese marco, el pastor evangélico Sergio Lari, referente de la Iglesia "Pueblo de Dios", ubicada en Alem 821, compartió una profunda reflexión sobre la figura del pontífice fallecido.
"Es como que se te muere tu papá", expresó Lari al comenzar su testimonio, reconociendo el impacto que la pérdida genera en la comunidad católica. "Por otro lado, es también el descanso de este hombre que dio hasta donde pudo", añadió, destacando el simbolismo de su partida durante la Pascua.
El pastor recordó la relación cercana que Francisco supo construir desde sus tiempos en Buenos Aires, aún antes de ser elegido Papa. "Él ya tenía sus amistades entre los pastores. Por eso se aceptó tanto su papado. Tenía un grupo de amigos, incluso con rivalidades futboleras", relató entre risas y nostalgia.
Más allá de las anécdotas, Lari subrayó el compromiso del Papa con el diálogo y la unidad entre credos. "Fue un hombre que apostó a la unidad literalmente", afirmó. Mencionó también los encuentros de pastores en Mar del Plata, donde varios líderes evangélicos destacaban la humildad de Jorge Bergoglio: "Participaba de las reuniones y pedía que oraran por él. Decía que la tarea era difícil y que como Papa, peor todavía".
Sobre su vínculo con la comunidad católica, Lari fue claro: "Me llevo bien porque está el respeto de por medio. No critico lo que no comparto y tampoco me atacan por lo que creo". En ese sentido, recordó una reflexión que compartía con el padre Ernesto y el padre Pedro, con quienes trabajó codo a codo en varias iniciativas: "Decíamos que el día que se resuelva el tema de la droga, los jóvenes, la pornografía, la violencia matrimonial"? ese día, si querés, discutimos de doctrina. Pero mientras tanto, mientras el mundo se muere, discutir de doctrina es una pérdida de tiempo". Y concluyó: "Lo que sirve es la sinergia de las creencias que se potencian cuando se juntan".
Como mensaje final, el pastor envió sus condolencias a los creyentes católicos: "Un beso grandote, un abrazo, y el saludo a toda la comunidad. Necesitamos al Espíritu Santo, el consolador por excelencia. Si hay alguien que sabe consolar, es Él".