La noticia del fallecimiento del Papa Francisco golpeó al mundo entero. En Bahía Blanca, el obispo auxiliar de la Arquidiócesis, Pedro Fournau, compartió una reflexión cargada de fe, emoción y sentido pastoral. "Es imposible no vincular esta noticia con la Pascua", expresó Fournau. "Los cristianos estamos celebrando estos días llenos de significado, en los que recordamos que Cristo murió, pero vive. Que el crucificado está vivo. Y creemos que quienes mueren en Él, también resucitan con Él".
En ese marco, el obispo sostuvo que la partida de Francisco puede pensarse como un tránsito hacia esa vida plena que la fe cristiana anuncia: "Hoy, al desearnos felices Pascuas, también podemos decirle felices Pascuas a él, porque aquello que celebramos en nuestras iglesias, él lo está celebrando en plenitud".
El sacerdote reconoció que el dolor por la pérdida se entrelaza con una esperanza profunda: "Nuestra oración es dolida, por la orfandad que sentimos. Pero también es una oración llena de certeza, porque creemos que Francisco ha partido al encuentro de Jesús, a quien siempre buscó y de quien siempre habló. Ha entrado al Reino que con su magisterio, sus gestos y enseñanzas quiso anticipar en la tierra".
UN LEGADO QUE LLEVARÁ TIEMPO DIMENSIONAR
Consultado sobre qué legado deja Francisco, Fournau fue claro: "Creo que a los argentinos todavía nos falta tiempo para valorar en su justa medida lo que ha significado que uno de los nuestros haya sido elegido sucesor de Pedro".
A modo de primer trazo, destacó su mirada centrada en las periferias: "Desde aquel primer saludo en el balcón, cuando dijo que habían ido a buscar un Papa "?al fin del mundo"?, dejó claro que venía a poner en el centro lo que muchas veces ha sido postergado: los pobres, los migrantes, la vida frágil, el cuidado del planeta, el dolor que causó el pecado dentro de la Iglesia".
Para Fournau, Francisco encarnó una Iglesia "compasiva, humilde, en salida", que no negó los errores, sino que los reconoció y pidió perdón. "Fue el Papa de la misericordia, de una Iglesia fiel a la tradición, pero abierta a la conversión constante", resumió.
El obispo también resaltó el rol de Francisco como líder global. "No fue solo un pastor hacia adentro de la Iglesia. Fue un referente que supo dialogar con la ciencia, con la economía, con la cultura y con los poderosos del mundo, sin excluir a nadie".
En ese marco, reivindicó su dimensión política. "Claro que fue un líder político. Cuando algunos intentaron usarlo desde la política partidaria, nos perdimos la profundidad de su mensaje. Pero ahí está, por ejemplo, Fratelli Tutti, donde habla de la política como forma suprema de caridad, de servicio al bien común".
SERVIR DESDE ABAJO: LA PIRÁMIDE INVERTIDA
Uno de los rasgos más admirables del papado de Francisco, según Fournau, fue su insistencia en que el poder en la Iglesia debe ejercerse como servicio. "Él hablaba de una pirámide invertida: obispos, cardenales, el Papa mismo, no como los de arriba, sino como los que sostienen desde abajo. Como Jesús lavando los pies".
En esa línea, recordó también el gesto de humildad de su predecesor, Benedicto XVI, al renunciar al pontificado. "Fue una enseñanza enorme: todos somos necesarios, pero imprescindible hay uno solo, y es el Señor".
¿QUÉ VIENE AHORA?
En lo inmediato, explicó Fournau, se activará el protocolo previsto por la Santa Sede, encabezado por el camarlengo. "Será el encargado de llevar adelante los ritos funerarios y, luego, convocar al cónclave donde los cardenales del mundo elegirán al nuevo Papa".
El obispo cerró con una invitación: "Hoy honramos a Francisco, no sólo rezando por él, sino retomando algo de su enseñanza. Él ya lo dio todo. Ahora nos toca a nosotros seguir andando".
Canal Siete y El Diario de Pringles