El pedido está relacionado con la exploración en la zona de «La Numancia», y quienes lo impulsan tienen previsto destinar cerca de dos millones de dólares para cubrir las distintas fases del estudio. En un principio, desde la administración provincial se había considerado que el trámite quedaba sin efecto, pero los solicitantes apelaron esa decisión. Luego de insistir con su pedido, finalmente lograron que el expediente sea recibido por el área de Minería, lo que representa un avance en el proceso administrativo. Sin embargo, para que la iniciativa pueda concretarse, aún es necesario que el proyecto obtenga una evaluación favorable de acuerdo con los criterios técnicos que deben aplicarse en estos casos.
La pregunta del millón: la cercanía de Tres Arroyos habilita una esperanza que podría tener valor agregado el subsuelo local?
Por el momento, lo único registrado es la inscripción en el Registro de Exploraciones, lo que no implica una aprobación definitiva pero sí un reconocimiento formal del pedido. La superficie total en la que se planea trabajar alcanza las 9.892 hectáreas, aunque el desarrollo de las actividades se ajustará en función de la información geológica que se vaya obteniendo. Así lo indica el edicto que forma parte de la presentación.
De acuerdo con el Código Minero Nacional, los minerales considerados de primera categoría incluyen metales como oro, plata, cobre, hierro y litio, además de otros elementos utilizados en diversas industrias. También se incluyen piedras preciosas, hidrocarburos sólidos y sustancias como cuarzo, feldespato y azufre. En tanto, en la segunda categoría figuran materiales como arenas metalíferas en cursos de agua, salitres, minerales no incluidos en el primer grupo y ciertas tierras con aplicaciones específicas en procesos industriales.
El plan de trabajo que se propone contempla distintas etapas. En una fase inicial, el objetivo es realizar estudios en sectores específicos del Sistema de Tandilia, como Sierra Los Barrientos y Cerro Reconquista en Lobería, además de otras áreas ubicadas en Benito Juárez y Necochea. Se prevé la utilización de información obtenida en investigaciones previas llevadas a cabo por organismos públicos y privados, además del análisis de muestras de rocas y perfiles geológicos.
Más adelante, en la tercera etapa del proceso, se plantea la realización de perforaciones con equipos especializados. El expediente menciona que la idea es llevar a cabo 40 perforaciones, cada una con una profundidad aproximada de 50 metros, sumando en total 2.000 metros de sondeos. Además, en función de los resultados obtenidos en ese punto del estudio, se podría considerar la necesidad de agregar entre 30 y 40 perforaciones adicionales, lo que implicaría otros 2.000 metros de trabajo con equipos de aire reversa para análisis geoquímicos.
En cuanto a los recursos financieros, la inversión proyectada se distribuye en distintas fases. Para la primera etapa se calcula un presupuesto de 75.000 dólares, mientras que la segunda requeriría 200.000. El mayor desembolso está previsto en la tercera etapa, donde se estima un gasto de 1.125.000 dólares. A esto se suma una base operativa de 500.000, lo que lleva el total del proyecto a 1.900.000 dólares.
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