La historia de Yesica y Juan Castillo es un ejemplo de cómo el trabajo en equipo y el amor pueden derribar barreras. Esta pareja de albañiles ha decidido emprender por su cuenta, combinando esfuerzo y dedicación para ofrecer un servicio de calidad en Coronel Pringles. Mientras él aporta su experiencia, ella, con apenas un año en el oficio, destaca por su precisión y voluntad de aprender, formando un dúo que crece tanto en lo profesional como en lo personal. "Bueno, acá estamos, trabajando en una casa de familia. Hace un año que decidimos emprender por nuestra cuenta y trabajar juntos", comenta Yesica, quien comenzó como ayudante de albañil de Juan y ha aprendido a desenvolverse en el oficio. "Él me enseñó desde cómo preparar la mezcla hasta sacar niveles. Al principio me costaba, pero de a poco fui mejorando."
La dinámica entre ambos es la clave del éxito en sus proyectos. Mientras Juan se encarga de las tareas más pesadas, como levantar paredes o puntear cimientos, Ana aporta su detallismo y organización. "Por ahí estamos trabajando y le digo: Mirá, se te fue la punta. Él se ríe y me dice que he aprendido mucho este año", relata Yesica con orgullo.
El trabajo en equipo ha sido una constante para esta pareja que lleva 16 años juntos. "Cuando abrimos cimientos, trabajamos juntos y hasta competimos. Él va punteando y yo voy sacando, lo corro", cuenta Yesica, entre risas.
Para Juan, tener a Yesica a su lado, no sólo facilita el trabajo, sino que también fortalece su relación. "Ella es muy meticulosa, y eso ayuda mucho en la prolijidad del trabajo. A veces, cuando me corrige algo, sé que es para mejorar. Es un aprendizaje mutuo", asegura.
Derribando estereotipos
La presencia de mujeres en la construcción aún es poco común en Coronel Pringles, pero Yesica lo toma con naturalidad. "Mis amigas y mi familia se ríen, porque saben que siempre fui bruta para el trabajo. Pero este oficio no tiene género. Se necesita fuerza, sí, pero también precisión y ganas de aprender", dice Ana con determinación.
El respeto por su oficio se refleja en el trabajo que realiza. "Nosotros tratamos de hacerlo lo mejor posible, lo más prolijo, para que el cliente quede conforme. Y de a poco, la gente nos va confiando más trabajos", señala Juan.
El esfuerzo compartido no solo se traduce en los trabajos que realizan para sus clientes, sino también en el hogar que están construyendo juntos. "Gracias a lo que ganamos, estamos haciendo nuestra casa. Vamos de a poquito, sin apurarnos, pero con mucho amor y dedicación", comenta Yesica.
La pareja también valora la libertad que han encontrado al emprender por su cuenta. "Antes trabajábamos bajo patrón, pero sentíamos que no alcanzaba. Tuvimos coraje, apostamos por esto, y gracias a Dios, salió bien", explica Juan.
Aunque Yesica aún no maneja con soltura la cuchara para rebocar, tiene claro que quiere seguir creciendo en el oficio. "Ya me veo haciendo, aunque él todavía no me quiere dar la cuchara. Pero no hay apuro, todo llega", afirma con una sonrisa.
Para ellos, la albañilería no es solo un trabajo, sino una forma de fortalecer su vínculo y demostrar que el trabajo en equipo puede superar cualquier desafío. "Hemos hecho de todo: pisos, peleas, cosas grandes y pequeñas. La gente confía en nosotros porque sabemos que trabajamos con dedicación y precios accesibles", asegura Juan.
Antes de despedirse, comparta su número de contacto para futuros clientes: "Por cualquier trabajo, nos pueden llamar al 2924-413171. Siempre estamos dispuestos a escuchar y ayudar", concluye.
Con esfuerzo, amor y compromiso, esta pareja demuestra que la construcción no solo se trata de levantar paredes, sino también de edificar sueños compartidos.