Ayer, el Aeroclub de Coronel Pringles se convirtió en el escenario de un emotivo recibimiento para los pilotos Alberto Obejero, Roberto Cazes, Juan Carlos Guarco y el bahiense Christian Peinemann, quienes regresaron tras su histórico vuelo en un avión monomotor a las Islas Malvinas. Familiares, amigos, Bomberos Voluntarios, la banda Ceferino Namuncurá y la Policía se reunieron para celebrar este logro, que combinó valentía, preparación y un profundo sentido de homenaje. De esta manera, el Cessna en el que viajaron es el único avión de un solo motor que viajó en dos oportunidades a las Islas Malvinas.
La travesía, cargada de desafíos técnicos y emocionales, incluyó visitas a lugares emblemáticos como el cementerio de Darwin, reforzando el recuerdo y respeto hacia quienes dieron todo por la patria.
Alberto Obejero, uno de los pilotos pringlenses que voló a las Islas Malvinas en un avión monomotor y regresó ayer al Aeroclub de Coronel Pringles, compartió sus emociones tras la experiencia. "Esta vez tuve más miedo que la primera. Es que cuando desaparece la tierra y no tenés contacto, ni con las radios de las islas, ni con tierra argentina, estás al horno", confesó.
El vuelo de ida tomó casi 13 horas y media, mientras que la vuelta fue más breve, de unas 4 horas y media. "Teníamos un meteorólogo de Comodoro Rivadavia que nos asistía en todo el vuelo. Nos dio una ventana de dos horas para aterrizar antes de que unas nubes bajas cerraran la pista, y así fue: llegamos justo", explicó.
Obejero destacó que todo estuvo meticulosamente planificado, pero no escondió las dudas sobre repetir la hazaña: "Es un avión de un solo motor. Siempre estás colgado de un burrito, una cosita, y decís: ¿Qué hago acá? Es el único avión monomotor que ha ido dos veces a las islas".
Finalmente, agradeció el cálido recibimiento en Pringles: "Es impagable, la aventura es impagable. Gracias por todo, de corazón".
Roberto Cazes, uno de los tres pilotos pringlenses que volaron en un avión Cessna a las Islas Malvinas, al arribar ayer por la tarde a nuestra ciudad, dialogó con "El Diario de Pringles" y nos contó su experiencia: "Casi nos caemos de espaldas cuando llegamos a Río Gallegos. Estaba la banda, la policía, y además los medios nacionales porque levantaron las notas de La Opinión Austral de allá, así que la noticia tomó dimensión nacional", relató emocionado.
Ésta fue su segunda experiencia visitando las islas, algo que describió como inolvidable: "Volver a hacer ese viaje es una oportunidad que no me la voy a olvidar nunca. Es único, aunque esa hora sin comunicación que tuvimos cruzando el Atlántico Sur, se sufrió bastante".
El vuelo, en un monomotor perfectamente equipado, requirió meses de planificación y medidas de seguridad estrictas. "Llevamos trajes de antiexposición, una balsa con bengalas y raciones. Pero la aeronave está impecable; hemos hecho muchos vuelos con ella y siempre confiados", explicó Cazes.
Durante la estadía, los pilotos recorrieron lugares emblemáticos como el cementerio de Darwin y escenarios históricos de batalla. "Recorrer esos lugares te marca; es muy emotivo, especialmente las ceremonias conjuntas con británicos y argentinos".
Con condiciones climáticas favorables y un viento sorprendentemente bajo, Cazes destacó la hospitalidad local y no dudó en afirmar: "Volvería sin dudarlo. Pese a los riesgos, vale la pena".
Juan Carlos Guarco, uno de los tres pilotos pringlenses que regresaron ayer tras volar a las Islas Malvinas en un avión Cessna, compartió las intensas emociones vividas durante la travesía y sobre la planificación del viaje, destacó: "No lo veo como una hazaña. Lo hemos practicado tanto que está todo muy elaborado. No hicimos nada improvisado. Cada estimación, cada punto de retorno, todo estaba calculado".
La llegada a las islas lo marcó profundamente: "Son hermosas. Encontrás los pozos de zorro, las posiciones donde lucharon mis amigos, mis compañeros. Todo está tal cual. Me emocionó encontrar papelitos de provisiones, pedacitos de manta, cosas que usaron para refugiarse".
Guarco recordó con especial cariño a Haroldo Romano, héroe pringlense caído en combate: "Saber que pude llevar mis oraciones de parte de todos y dejar un rosario, fue muy importante".
Sobre la experiencia aeronáutica, agradeció al equipo: "Alberto Obejero es muy generoso, me deja pilotear y me enseña muchísimo. Roberto Cazes, con su experiencia en la Fuerza Aérea, y Cristian, un experto de ANAC, hicieron que todo funcionara perfectamente".
Con una mezcla de emoción y orgullo, concluyó: "Fue una aventura maravillosa. La buena química del equipo hizo todo más especial. Volvería sin dudarlo".