José Eugenio Pastré tuvo durante 50 años un almacén de Ramos Generales en el paraje "El Pensamiento", a unos 36 kilómetros de Pringles. Él vivió junto a su familia el auge del ferrocarril que daba vida al paraje, que en su momento de esplendor alcanzó a albergar a 200 habitantes, y otras tantas familias que vivían en los campos.
José Eugenio nació en San Martín, Provincia de La Pampa y tras finalizar el servicio militar se radicó en Pringles, teniendo 20 años de edad, para comenzar a trabajar en un almacén de su cuñado -Romeu- , que estaba ubicado en Av. 25 de Mayo y Coronel Suárez. Su hermano, Jorge, que vino de La Pampa con él se radicó en "El Pensamiento", para trabajar en el otro negocio de su cuñado.
En el año 1949, Jorge Pastré le ofreció a su hermano José ir a trabajar a Pensamiento, ya que allí podría ganar mucho más dinero del que estaba cobrando por trabajar en Pringles. Cuenta que en Pringles ganaba $150 y en el Pensamiento durante el primer año podía ganar $400.
Luego su cuñado abandonó el Pensamiento, en el año 1955, y José junto a su hermano siguieron llevando adelante el negocio: Un típico almacén de Ramos Generales, que vendía desde pantalones y bombachas, cereales, yerba, y papel para armar cigarros, hasta ovejas, lanas, pasando por el bar que no podía faltar en un clásico almacén de estantes eternos y mostradores gigantes. Los hermanos Pastré además fueron los innovadores que llevaron la primera heladera al paraje, la cual funcionaba con barras de hielo, que se transportaban en tren o que traían de Pringles. A partir de allí, los moradores de "El Pensamiento", podían "tomarse una cervecita fría" en el paraje.
También fueron los pioneros en llevar el teléfono al Pensamiento. Empezaba la década del 50 y el auge de la venta de cereales en el almacén que crecía, hizo que deban incorporar silos y necesariamente debían estar al tanto de los vaivenes del mercado de granos. Además faltaba un medio de comunicación en el pueblo, y José le propuso a su hermano que les pidan prestado dinero a los clientes para colocar en el negocio un teléfono, que además de servirles de utilidad para conocer los valores de los cereales, pueda ser utilizado por los clientes. En menos de quince días habían logrado reunir el dinero y colocaron en el Almacén un teléfono. Ese aparato, más tarde fue donado por Pastré al museo del Fogón de los Gauchos.
Luego de estar once años soltero, en uno de los viajes que realizaba por la zona para comprar la mercadería que se vendía en el negocio, conoció a su mujer Blanca Svampa, oriunda de El Divisorio, y se casaron en el 1961. Y allí continuaron la vida juntos en "El Pensamiento", donde compraron una casa y tuvieron a sus tres hijos: María Ana, José María y Luis María.
José además presidió durante muchos años la cooperadora de la Escuela. Con el correr de los años el tren dejó de pasar por el paraje y con ello la zona se fue despoblando. La última formación ferroviaria que pasó, lo hizo el 27 de mayo de 1975. Llevaba a todos los empleados ferroviarios que habían habitado el paraje y cargaba además los vagones que había en la estación.
Jorge, el hermano de José, siguió en el negocio hasta pasados los 75 años, y José siguió allí hasta el año 2000 aproximadamente, hasta que dejó el paraje.