“Este reconocimiento es un halago para mí, para mi familia, y me hace muy bien al alma”
El Colegio de Bioquímicos de la Provincia de Buenos Aires, Zonal I, entregó un reconocimiento a Osvaldo D´ Annunzio, por sus más de 40 años de valiosa contribución a la bioquímica.
En una emotiva ceremonia celebrada el pasado viernes por la tarde en Bahía Blanca, el Colegio de Bioquímicos de la Provincia de Buenos Aires, Zonal I, otorgó un reconocimiento especial a Osvaldo DAnnunzio, destacado bioquímico local. Este homenaje, en el marco del 50° aniversario del Colegio, celebra la trayectoria y contribución de DAnnunzio a lo largo de más de cuatro décadas de dedicación a la bioquímica. La distinción, no sólo honra su labor profesional, sino también su compromiso con la comunidad y su pasión por la enseñanza.
-¿De qué se trata el reconocimiento que le dieron?
Con mucha alegría recibí una comunicación del Colegio de Bioquímicos de la Provincia de Buenos Aires que el viernes me entregaban este reconocimiento en el Distrito de Bahía Blanca. Se trató de una distinción por la trayectoria de todos estos años como profesional bioquímico. Ésto, por supuesto, es un halago para mí, para mi familia, y me hace muy bien al alma.
¿Cuántos años lleva desempeñando esta profesión?
Abrí mi laboratorio en agosto de 1977, así que este año cumplimos 47 años de trabajo. Sigo ejerciendo con las mismas ganas porque ésta es una profesión que requiere mucha predisposición y empatía con el paciente. Muchas veces vienen solo para un control de salud, pero en otras ocasiones, vienen en situaciones de enfermedad, y es muy importante poder escucharlos y ofrecerles palabras de aliento. Un paciente se recupera mucho mejor cuando tiene fuerza y espíritu, y a veces necesitamos ayudar a levantar ese ánimo porque una noticia de enfermedad, puede ser devastadora.
-¿Dónde cursó sus estudios y dónde se recibió?
Estudié en la Universidad Nacional de Córdoba y comencé a trabajar allí. Trabajaba en una clínica, pero debido a cuestiones sindicales que afectaban nuestros honorarios, decidí trasladarme a Coronel Pringles. Fue la hermana del profesor García de la Calle, farmacéutica en Tres Arroyos, quien contactó a mi padre. Ella se enteró de que yo era bioquímico y estaba interesado en radicarme en Tres Arroyos, pero luego surgió la oportunidad de trabajar en Pringles con horas de química en el Colegio Nacional y una vacante en el hospital municipal. Así que decidimos venirnos a Pringles, donde fui profesor de química por 35 años y descubrí mi vocación también como docente.
-¿Qué significó para usted la enseñanza?
La enseñanza fue una experiencia maravillosa. No conocía mi vocación docente hasta que comencé a enseñar en el Colegio Nacional. Además, mi esposa fue nombrada en el hospital de Coronel Pringles, así que nuestra historia se consolidó aquí. Aunque tuve la oportunidad de radicarme en Posadas para hacerme cargo de un laboratorio en un sanatorio de cirugía cardiovascular, decidí quedarme en Pringles porque ya había echado raíces.
-¿Cómo se describiría, Osvaldo?
Me considero una persona que le gusta la justicia y que no tolera las injusticias. Trato de ponerme en el lugar del otro, ya sea vecino o paciente, y ayudar en lo que pueda. No me vería en mi casa sin hacer nada. Sigo participando en muchas instituciones porque creo que son fundamentales para el tejido social de un pueblo. Dedicar tiempo a las instituciones es vital para que cumplan su función en la sociedad.
¿Se ve dejando de trabajar, o jubilándose?
Si fuera por mis pacientes, que me piden que no me retire porque ya conozco bien sus venas difíciles, seguiría indefinidamente. Sin embargo, sé que todo en la vida tiene un final y será el tiempo el que dirá cuándo llegará ese momento. Por ahora, sigo trabajando con las mismas ganas con las que comencé en 1977.
¿Quiénes lo acompañan en este camino?
Mi señora siempre me ha apoyado. También quiero compartir este reconocimiento con una colega, Graciela Saint Lary, que también recibió esta distinción. La felicito y creo que es algo muy importante para nuestra localidad, que dos bioquímicos sean reconocidos.