Las Fazendas de la Esperanza son comunidades terapéuticas dirigidas a recuperar a hombres y mujeres víctimas de drogas, de dependencias químicas o psicológicas, brindando herramientas para su integración en la vida familiar, comunitaria y laboral.
Pertenecen a la Familia de la Esperanza, una asociación internacional de fieles católicos que lleva 40 años trabajando en varios países del mundo.
En nuestro país, la obra está presente desde 2006 y cuenta con once fazendas, tres para mujeres y ocho para hombres, en las provincias de Córdoba, Buenos Aires, Corrientes, Formosa, Santa Fe, La Rioja, Salta, Tucumán y, próximamente, en Mendoza.
Las fazendas tienen un formato de granjas, en las que se trabaja con un grupo de voluntarios que viven dentro de ellas, junto a los jóvenes a quienes ayudan en el proceso de rehabilitación. Además, cuentan con grupos de personas e instituciones solidarias que colaboran en su sustentabilidad, siempre en unidad con la Iglesia local.
El proceso terapéutico comienza con la decisión personal para cambiar de vida y tiene una duración de al menos un año. Se atiende a la integridad y dignidad de la persona en tres dimensiones: espiritualidad, trabajo y convivencia, también denominadas "pilares", y constituyen, en esencia, el itinerario permanente para alcanzar una vida liberada de consumos y apegos.
También se acompaña a las familias de los internos antes, durante y después del proceso, a través de una red denominada Grupos de Esperanza Viva, donde se brinda asistencia y contención. En nuestro país, funcionan alrededor de 50 de esos grupos en diferentes parroquias.
"La Fazenda es una obra maravillosa de gente que se dedica, con los tres pilares de espiritualidad, trabajo y convivencia, a descubrir, la persona nueva, totalmente independiente de cualquier consumo, pero no solamente eso sino independiente de consumir algo", manifestó a "El Diario de Pringles", el Cura Párroco Matías Pardo.
Y destacó; "La Fazenda es un año de recuperación, donde se descubre un estilo nuevo de vida, no solamente libre de las drogas, sino también de apegos que nos llevan a consumir".
Al tiempo que se preguntó: "¿Qué es lo último que hacemos la noche?, ¿rezar al Padre Nuestro?, es probable que lo último que hagamos es ver si llegó otro mensajito en el teléfono o ver otro videito de TikTok, de YouTube, de Facebook, si pusieron me gusta, porque estamos consumiendo. ¿Está mal?, no, es nuestro mundo, pero todo eso de a poco y en la realidad más difícil, se vuelve el apego de consumir algo".
Sostuvo que la Fazenda "nos descubre un nuevo estilo de vida. Hay 3 pilares muy importantes: Los que residen en la Fazenda de Carhué, (que es para varones), y hay otra que está en Quilino destinado a mujeres; Hay un equipo de apoyo que lleva adelante la parte de contaduría ya que viven 40 personas y tienen que comer, hay que comprar el alimento y productos de limpieza, hay un montón de gastos. Ese equipo junta esos fondos y aparte, los chicos también trabajan y elaboran productos para poder mantenerse. Y otra pata importante es el GEV (Grupo Esperanza Viva), que también funciona en Carhué, donde podemos vincularnos", sostuvo y mencionó que en la ciudad colaboran en ese espacio, por ejemplo, Carmen Casado y su marido.
El sacerdote reveló que existen muchas dependencias a las cuales se enfrenta una persona. "Hay gente que no deja de jugar a la quiniela, si o si juega su numerito y ya se volvió un vicio; el apego también a la tecnología, de internet, que no puedo dejarlo y no puedo disfrutar la vida porque me quita tiempo".
También hay otras dependencias fuertes: "el consumo de sustancias, cigarrillo que el consumo es legal, pero es una droga, el alcohol también es de venta legal pero también es una droga y después hay estupefacientes, algunos son opiáceos, otros que alteran un poco la conciencia para estimularla de alguna manera, pero lo importante es poder compartir y la Fazenda está para tener esperanza".
El Padre Matías destacó: "Apoyamos un proyecto que recupera vidas. La Fazenda me ha demostrado que es un método que va a la persona, trabaja mucho con autoestima, y de la Fazenda salen fuertes para tener su trabajo, su ocupación, no solamente dejar el consumo, sino recuperar una vida".
Remarcó que "Es una oportunidad importante el "Grupo Esperanza Viva" y que también "cuando estamos complicados con algún consumo hacer una experiencia en la Fazenda, la más cercana que tenemos está en Carhué, pero hay otros lugares, en Quilmes, Córdoba, Florencio Varela, Formosa, La Rioja".
Agregó que la experiencia de Fazenda enseña que "Hay que vivir libremente y aprender hábitos de vida a través de la autoestima que nos ayuden a fortalecernos y a llevar nuestra vida adelante. No es para siempre la Fazenda, pero es una ayuda de un momento que lo necesitamos y puede ser muy positivo para todos".