El arte esculpido por manos hábiles y cargado de significado perdura en la historia de Coronel Pringles, gracias a la destreza y pasión del reconocido escultor, Roberto Mandrini. El escultor local comparte sus inicios, las obras que marcaron su carrera, y el arte detrás de las icónicas estatuillas de los premios San Pablo de Canal 2. Desde sus primeros trazos en la madera hasta la creación de impactantes esculturas en mármol, el artista revela su proceso creativo y la inspiración detrás de cada obra que ha dejado su huella en hogares, iglesias y diferentes rincones del mundo.

En la localidad de Coronel Pringles, el escultor Roberto Mandrini ha labrado su legado en la historia del arte tallado. Con más de cuatro décadas de experiencia, este maestro de la escultura comparte sus reflexiones, éxitos y desafíos en una entrevista que nos sumerge en el viaje creativo de un artista apasionado. Desde sus primeros experimentos con la madera a la edad de doce años hasta las imponentes estatuas que adornan capillas y plazas, Mandrini nos lleva por un recorrido emocional a través de su vida artística. Descubrimos cómo la inspiración fluyó en cada talla, desde las esculturas de San Martín, Giofredo Flesia, el Padre Vicente Melchior, y diferentes obras que están dispersas en capillas e iglesias de todo el mundo hasta hasta las estatuillas de los premios San Pablo que entrega Canal 2 cada año a los deportistas locales, las cuales son totalmente artesanales, con un gran trabajo que hace de estos premios, un recuerdo invaluable para quien logra quedarse con el mismo en cada disciplina.  A medida que Mandrini comparte la historia detrás de cada obra, emerge un relato de perseverancia, devoción y el deseo eterno de dejar una huella duradera en el mundo del arte. El pasado viernes 17 de noviembre se celebró el Día del Escultor, es por ello que en la entrevista de "Perfiles" de este domingo de "El Diario de Pringles", conoceremos todo acerca de este pringlense que tan bien nos representa en esta especialidad. 

En ese momento tenía doce o trece años, empecé a agarrar unos pedacitos de madera y a hacer cabecitas de animales, hice un gato, un cordero, un conejo, y empecé a guardarlos. Pasó un año entero, y los tenía como tótems. Era un trabajo que hacía los fines de semana. Después me empecé a largar a hacer cuerpos enteros, entonces empecé con la mulita, tortuga, cosas fáciles, la liebre, y después con el correr del tiempo, en el año 1984, me propuse hacer una cara, entonces dibujé un hombre pelado para no tener que hacerle el pelo, y lo tengo todavía, tipo un tótem, un busto. Después hice el busto de Pringles, el de San Martín y el de Belgrano.  

No, lo que sucede es que yo tengo mucha idea, aparte sé dibujar bien por naturaleza y tengo memoria visual, por eso puedo ser escultor. Yo mirando una figura, la puedo trasladar a madera o mármol.  Por eso puedo ser escultor figurativo, de rostros.

La obra más grande que me encargaron fue en el año 1986, que fue un San Pablo, que está en Punta Alta, que lo hice en palo santo. Después empecé junto con mis hermanos la construcción de la capilla San Pedro, ya que somos albañiles y la construimos junto a mi viejo, y en ese momento Pedro Grande, me señala y me dice, vos me tenés que hacer el San Pedro para la capilla, y lo hice y con el tiempo fui haciendo otras esculturas e imágenes. En esa capilla tengo la Virgen de Schoenstatt que la hice bendecir por el Papa Juan Pablo II y fue la primera talla de esta virgen en Latinoamérica, y como siempre el Padre Vicente Melchior estaba adelantado en todo, me dijo vamos a hacer la primera talla, la hice y quedó ahí. Fue la primera talla en grande de la virgen en Latinoamérica. Yo era en ese momento jovencito. Después hice la estatua de San Pedro. Uno de los primeros Cristos grandes que realicé fue el de la capilla San Cayetano. Luego, como obra importante, hice el Cristo más grande que hay en Bahía Blanca en el año 1991. El mismo se encuentra en la capilla Santa Rita, en el barrio Palihüe. En el año 1988 me hablaban de Miguel Ángel, y yo no conocía su historia, así que empecé a leer y a interiorizarme porque quería realizar un trabajo en mármol, que es muy difícil de trabajar, así que me compré un pedazo de mármol, e hice el viejo de la guadaña, que lo tengo guardado todavía. Entonces ahí hice unos cuantos relieves, y en ese interín sale en el año 1992, la propuesta para hacer a San Martín en mármol, y esa fue la obra cúlmine.  Después vino Geofredo Flesia y después hice otra que se encuentra en la localidad de Puán. Luego, otra de las obras más importantes que realicé en mármol fue la del Padre Vicente Melchior. Él vio que yo tenía un gran bloque de mármol y me dice qué vas a hacer con ésto, y yo lo había comprado, pero no sabía qué iba a hacer,  y se rió y se fue. A los 10 o 15 días fallece, en el año 1998, y me quedó patente que ese pedazo de mármol tenía que ser destinado a realizar una escultura dedicada a él. Esperé para hacer la obra y en ese correr de 8 meses, me ven desde el Campito Scout, y les dije que me pagaran el mármol que yo me encargaba de hacer la escultura, y lo terminé para los 40 años del Campito y lo hice en 8 meses.  

La obra que más tiempo me llevó fue la Virgen de Lourdes que está en Púan, que tardé 14 meses en terminarla. Está hecha en mármol blanco nube y el San Martín también está hecho en mármol blanco y me llevó 9 meses.  Lo que más rápido hice fue el monumento a Flesia, en 5 meses. 

Una escultura de San Francisco de Asis que me la pidió el Padre Pascual y se va para Tandil, donde están los franciscanos.

Hace 30 años atrás el Contador Carlos Valentini me comentó que quería premiar a los deportistas locales y empezamos a ver si había algún santo ligado al deporte y le consulté al Padre Vicente Melchior y me dijo que podría ser San Pablo y en base a eso, le di forma a la estatuilla, que es la misma que se entrega hoy en día. Siguiendo los lineamientos del Palacio Municipal del Art Decó, le incorporé esta característica de la línea recta.  

-Comienzo marcando los tacos de madera y la hago casi de memoria.  El San Pablo lo hice con la línea del Art Decó, y lo hice tan exclusivo, que después me cuesta hacerlo. No pensaba que iba a tener tanto éxito.  La estatuilla está muy trabajada, empiezo y termino con formón, porque no se utiliza torno, ni nada.  La estatuilla tiene valor porque está hecha a mano, y tuvo mucho éxito la idea de premiar a los deportistas por parte de Canal 2 y hoy es un clásico en Pringles.    La altura de las estatuillas siempre es la misma, de 32 centímetros de alto, por 10 de frente y 7 de profundidad. La madera elegida para los premios San Pablo es el cedro, que es una madera muy buena y con gran durabilidad, mientras que el San Pablo del año está confeccionado en palo amarillo. Es un trabajo artesanal y cada San Pablo es único porque si bien son similares, no son todos iguales perfectamente porque están hechos a mano, no en serie. Primero, se corta el taco de madera a medida, después se los marca y se empieza a cortar con serrucho y formón. Luego se lija y se pulen, para más tarde rociarlos con un producto para que las estatuillas brillen. Termina con la colocación de una capa de cera y por último se los lleva a que le pongan las chapas identificatorias de cada disciplina. Están hechos en línea recta, todo a corte de formón, pulido todo con lija gruesa y fina y terminado con lasur y cera.  

Este año tallé unas 38 estatuillas porque siempre son aproximadamente ese número, según si se agrega alguna disciplina o no, contando la del deportista del Año y la del Mejor Entrenador. Hace unos 3 meses que empecé a trabajar con las estatuillas y aún estoy trabajando en las mismas.  En total llevo haciendo 885 estatuillas desde que se empezaron a entregar las mismas.  Este año la del entrenador es un poco más grande que la de años anteriores y ya estoy en la última etapa del proceso porque falta menos de un mes para la entrega de los premios. Saber que el trabajo que uno hizo, va a quedar plasmado durante muchos años en diferentes sitios, no tiene precio. Cuando alguien pregunte quién hizo las estatuillas, van a saber que las hice yo y el hecho de que el nombre perdure en el tiempo o lo que uno hizo siga vigente, por más que uno ya no esté en este mundo, es lo mejor de todo, el poder dejar un legado y ser recordado por algo.  

La mayor cantidad de obras están relacionadas con la religión. Tengo muchas imágenes de particulares, Cristos, muchas obras religiosas y me volqué mucho a las obras para iglesias porque quiero que las piezas perduren en el tiempo, entonces qué mejor que estén resguardadas en un templo. La madera estando en el interior de un espacio físico, no se destruye. Entonces la escultura en mármol es lo más lindo, a mí me gusta porque vos desaparecés y la pieza queda, es como dejar un libro escrito. También tengo obras dispersas por el país y el mundo.