“EL TRABAJO DEL PANADERO, ES MUY SACRIFICADO”
Así lo aseguró Mario Miguel Leonardo Machado, quien lleva más de 40 años en el oficio, habiendo dado sus primeros pasos con tan solo 9 años en la recordada panadería "La Flor". Desde hace más de dos décadas, cuenta con su propia panadería, denominada "La Alemana", en donde lo acompaña su esposa y una sobrina, entre otros trabajadores. "Prendo el horno a las 12 de la noche, lo dejo hasta las 5 hs, ahí se apaga y se empieza a cocinar y hacemos aproximadamente, unos 450 kilogramos de pan por día", señaló.

Desde 1957, cada 4 de agosto se celebra en la Argentina el Día del Panadero, como homenaje a los trabajadores del rubro y para recordar la creación en 1887 del primer sindicato de obreros. En 1957, el Congreso de la Nación determinó que cada 4 de agosto, se celebraría en el país el Día Nacional del Obrero Panadero. El primer objetivo de la fecha es, al mismo tiempo, el más relevante: destacar la importancia de estos trabajadores que, diariamente, se encargan de hacer el pan y otros alimentos que llegan a los hogares de todo el país. Además, la jornada sirve para recordar la creación de la Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos, en 1887, considerada como el primer sindicato de obreros de este rubro en la historia del país. En Coronel Pringles contamos con varios panaderos, pero en la entrevista de "Perfiles" de este domingo de "El Diario de Pringles", nos vamos a estar refiriendo a uno de ellos, que cuenta con una amplia experiencia dentro del rubro, ya que comenzó a aprender el oficio, cuando tan solo tenía 9 años y hoy con 51 años, ya hace 20 que tiene su propia panadería y desde hace más de 40 años, que se viene desempeñando en esta actividad. Estamos hablando de Mario Miguel Leonardo Machado, quien en la oportunidad, se refirió a cómo fueron sus comienzos en este oficio, a los cambios que surgieron a través de los años, a cómo fue la labor durante la pandemia y al sacrificio que implica trabajar en una panadería.
-¿Dónde te criaste?
En el barrio del Club Independiente, más precisamente en la esquina de Dorrego y 58.
-¿Te acordás cuál fue tu primer trabajo?
En la panadería "La Flor", siempre trabajé en panaderías. "La Flor" estaba donde ahora funciona la heladería "La Central".
-¿A qué edad entraste a trabajar ahí?
Con 9 años entré a trabajar en la panadería. Te ocupaban para limpiar estanterías, te daban pan y facturas como se acostumbraba. Después empecé a meterme en la cuadra y ahí aprendí el oficio.
-¿Cuánto tiempo estuviste trabajando en la panadería "La Flor"?
Estuve desde los 9 años hasta los 22 años más o menos. La panadería iba cambiando de dueños, pero yo iba quedando.
-¿Trabajaste en otras panaderías?
De ahí me fui a trabajar a otra panadería, al Maná, cuando la abrió Ciganda, que eran tres socios, que también estaba Miguel Vega, donde estuve un buen tiempo también. Después estuve con el colorado Queti, hasta que finalmente me largué solo hace como 20 años atrás.

-¿Dónde te estableciste?
Acá, en la esquina de Mitre y Cabrera, donde me encuentro desde hace 20 años, trabajando muy bien por suerte y haciendo ésto que tanto me gusta.
-¿Por qué el nombre de la panadería?
Porque teníamos con otra señora la panadería "La Alemana", que también era fiambrería, ahí arranqué, y quedó. Después me vine para acá y armé mi panadería.
-¿Cómo es un día de trabajo del panadero?
Ahora es distinto al tiempo de antes, te acomodás más a los horarios, pero antes se entraba muy temprano. Ahora le buscamos la vuelta para dejar todo preparado y venir derecho a cocinar, y estamos arrancando a las 6 de la mañana, y para las 8 y media, se cocina todo el pan, después se sigue laburando haciendo otras especialidades. Antes entraba a las 2 de la mañana.
-¿El oficio ha variado mucho con el correr de los años?
Yo tengo el horno de mampostería, por eso cuando el resto tarda media hora para cocinar una bolsa, nosotros en media hora, cocinamos 3 bolsas, porque tiene mucha capacidad.

-¿El horno se prende mucho tiempo antes de realizar la cocción del pan?
Yo lo prendo a las 12 de la noche, lo dejo hasta las 5 hs, ahí se apaga y se empieza a cocinar.
-¿Dormís poco?
Sí, ahora trabajo menos, porque están los chicos laburando, se les va enseñando el oficio, entonces te vas desligando de algunas cosas, pero siempre tenés que estar.
-¿Qué productos elaboran en la panadería actualmente?
Menos confitería, de todo. Pan, galleta, grisines, facturas, bizcochos, galletas, tortas fritas, solamente los sábados hacemos pan de chicharrón, la galleta de campo, cremonas, y la gente sabe que los sábados tiene que venir a buscar eso y ya se han acostumbrado.
-De todo lo que elaborás, ¿Qué es lo más complicado de hacer?
Mientras me des harina, me encanta todo. Una cosa no me gusta hacer mucho, porque no tengo paciencia, son los alfajores de maicena.

-¿Las recetas te las sabés todas de memorias?
Conozco todas las recetas de memoria, no tengo nada escrito. Tengo 41 años adentro de la panadería, así que en ese sentido, no tengo problema, me conozco al pie de la letra todos los ingredientes, y las cantidades, en caso de que haya que hacer más o menos porciones.
-¿Cuántos kilos de pan elaborás por día?
Ahora debemos haber bajado 20 kilos a lo que veníamos haciendo, pero hacemos aproximadamente unos 450 kilogramos por día.
-¿Cómo se organizan con el reparto del pan y de las especialidades?
Tenemos dos camionetas, dos repartidores, y tenemos más de 100 clientes. Solo trabajamos en Pringles, lo que más sacamos es pan, y a veces sacamos algunas pizzas.
-¿Qué es lo que más busca la gente?
La galleta se vende muy bien, el miñón y en verano el pan de manteca es el que tiene más salida, porque lo usan mucho para hacer sandwhiches de toda clase.
-¿Algún familiar se encuentra trabajando con vos?
Mi señora, que me da una mano muy grande, también mi sobrina que atiende y el resto son empleados.

-¿Aparecen chicos que quieren aprender el oficio o cuesta conseguir personal?
Somos 8, y todos con muchas ganas de trabajar por suerte, aprenden y les gusta. Siempre estoy yo, los voy manejando y ellos van haciendo las cosas. El del panadero es un trabajo muy sacrificado.
-¿Cómo te organizás con las vacaciones?
Vamos saliendo de a dos, y se cubre con los mismos que están. Antes de la pandemia, cerrábamos para el Día del Trabajador, que era uno de los pocos días en el que la panadería no abría, pero en estos dos últimos años no cerré para esa fecha, y después también cerramos para Navidad y Año Nuevo.
-¿Se trabajaba mejor antes de la pandemia?
No, en la pandemia se laburó muy bien. Hacíamos de corrido hasta las 14 horas y se vendía de todo, la gente se llevaba pan, facturas, bizcochos y todo lo que veía.
-¿Qué es lo que más te gusta de esta actividad?
Todo, no se hacer otra cosa, yo para cambiar una goma llamo al gomero, para arreglar una tapita de la llave de luz, llamo al electricista, porque no sé hacer otra cosa que no tenga que ver con la panadería.
-Sabemos que colaborás con merenderos y organismos, con la donación de productos de panadería, ¿Cómo surgió eso?
No me gusta hablar de eso, cuando me lo propusieron, no dudé en hacerlo porque sé muy bien de dónde vengo y uno no se olvida de eso, pero es bueno poder darle una mano a quien lo necesita.
-¿Por lo pronto vas a seguir trabajando en la panadería?
Sí, hasta que el cuerpo diga basta.