Hoy quiero detenerme en el efecto creador y las contraindicaciones de la subestimación y la sobreestimación. Uno podría identificar positivamente el último elemento y encauzar con signos de desaprobación el primero. Quiero dejar mi huella aquí en forma de un humilde toque de atención. La creatividad y cualquier expresión de la personalidad humana se encuentran afectada por ambos condicionamientos.
Cuando lideramos grupos, cuando establecemos devoluciones a nuestra gente o cuando interactuamos con "portadores de ideas" dirigimos mensajes que, tratando de superar las ambigüedades del mismo, lleguen de manera unívoca y sin distorsiones. En esos mensajes frecuentemente, y más de lo que podemos admitir racionalmente, ubicamos textos con contenidos que tienden a subestimar o sobreestimar a las personas y las ideas.
Pero, resulta que el mensaje tiende a ser decodificado de manera muy distinta de acuerdo a los rasgos de la personalidad de quien lo recibe. Muchas veces, intentando motivar se desmotiva y viceversa. Hay quienes abandonan al primer intento fallido y hay quienes el NO les inspira una duplicación de esfuerzos. Richard Bach (y su creación literaria Juan Salvador Gaviota) debieron soportar la subestimación de su pluma en casi una veintena de oportunidades. La misma que tuvo que superar JK Rowling, la creadora de Harry Potter, Stan Lee cuando su productor le dio tres fuertes razones por las cuales el Hombre Araña no tenía sentido como superhéroe o el mismísimo Steve Jobs jovencito cuando fue ignorado por algunas tecnológicas del momento.
¡Cuidado! Cuando subestimas (especialmente si detentas un lugar de poder, real o imaginario) la mayoría asumirá mansamente tus directrices. Pero habrá una pequeña élite emocional en la cual insuflarás su pecho y seguirán en la senda de confiada exploración. Como Richard Bach. Como JK Rowling. Como Stan Lee. Como Steve Jobs. 
Por el contrario sobreestimar las capacidades de las personas en muchos casos es capaz de hacer resurgir el talento y la autoestima de personalidades dañadas. Pero cuidado, en otros casos el éxito puede ser proveedor exclusivo de la sobreestimación. Te sientes capaz de todo. Y el éxito no allana todos los caminos. Deben ser construidos uno a uno. Esas líneas me recuerdan una interesante anécdota. Cuenta la historia que tras el éxito taquillero del filme ET, se preparó un videojuego inspirado en la película para la Atari (la famosa consola de videojuegos). Estaban tan seguros de que sería un éxito que fabricaron más cartuchos que el número de videoconsolas que habían vendido. El fracaso fue de tamaña cuantía que, según cuenta la leyenda urbana, Atari optó por enterrar los juegos de ET en un desierto de Nuevo México, para evitar el elevado coste que suponía almacenarlos. En el lugar donde se cree que se enterraron hay un cartel que dice: "Aquí descansa ET y su familia".
Podemos subestimar personas, ideas, organizaciones y más. Las mismas que podemos sobreestimar.
Personalmente me han subestimado en más de una oportunidad. En mí ha estado la decisión de no permitirme sentirlo. Situaciones en las cuales ni siquiera he tenido la oportunidad de ser escuchado. Con los que sí lo hicieron, mejorando y afinando mi idea original, hemos desarrollado nobles ideas y construidos hermosos productos. Mi decisión de vida es la de Richard Bach. La de JK Rowling. La de Stan Lee. La de Steve Jobs. No importan cuántos NO se interpongan en el camino. Siempre será uno menos para llegar a destino. Mi destino.
Personalmente (muy recientemente) me he sentido sobreestimado. Cuando mi dudosa humildad me permite reconocerlo, intento poner a mi interlocutor en su lugar y hacerle entender mis limitaciones, debilidades y miserias. No es justo sentirse menos. No es coherente sentirse más.
No permitas que te subestimen. Generalmente lo hacen con muy pocos elementos de juicio.
No dejes que te sobreestimen. Te ubicarán en un lugar que no pediste ni buscaste. Te obligarán a comportarte de acuerdo a las expectativas de otros y no las tuyas propias.