Hoy los invito a dejar, esta realidad pandémica, un poco de lado, sólo un poco. Quisiera que se sumerjan en un mundo donde el contagio sea, al menos por un instante, de tonalidad saludable, les aseguro que el tipo de contagio del que les hablo no pertenece a un mundo ficticio, es bien real, solo que como sucede por instantes, se vuelve imperceptible. Les hablo de aquel tipo de contagio que por ser saludable, nos relaciona con la vida, nos vivifica, nos hace andar.
Cuando pienso en este saludable contagio se me representa la imagen de los artistas, me refiero a la forma en que ellos se relacionan con su quehacer y lo que generan en muchas de las personas que luego disfrutan de una de sus creaciones finalizadas. Desde el psicoanálisis, Lacan mismo nos ha transmitido la idea de cómo los artistas nos llevan la delantera, sucede como si ellos encontraran en su arte una manera de relacionarse con el mundo y no pueden dejar de hacerlo. Pensemos que lo que revela el vínculo de un artista con su obra, es que él como creador, se encuentra en relación con su deseo y desde el psicoanálisis también se puede decir que aquel que consigue estar en consonancia con su deseo logra salud mental.
Cada vez que una persona hace lo que hace con gusto, con ganas, ¿No les parece que, de alguna manera, transmite "entusiasmo"?. Sin duda no puedo dejar de pensar que "no hay mejor contagio que el que nace de las entrañas de ese entusiasmo". Pienso al entusiasmo como esa excitación anímica que se produce cuando alguien o algo inspira y "creo que lo que se produce ante la magia de esa transmisión inspiradora, es motor de creatividad, sólo hay que dejarse llevar por tal encantamiento".
Imagínense aquella vez en que escucharon esa canción que no pudieron dejar de cantar y luego esa melodía invadió sus cuerpo de manera en que no pudieron evitar bailarla o aún mejor, luego vieron como le sucedía lo mismo a sus vecinos"? ¿No les pasó?
Imagínense aquella persona que les ha contado las mismas historias una y otra vez pero como sienten una alegría particular al escucharlas, no importa seguir escuchando una y otra vez lo mismo, basta con compartir ese sentimiento agradable"? ¿No les pasó?
O Imagínense cuando se han estado hablando con un amigo mil horas y luego se sintieron con energía porque escucharon a ese amigo animado, o mejor aun cuando se dieron cuenta que aumentó esa energía al no haber registrado el paso del tiempo, solo hablando de cosas de la vida"? ¿No les paso?
Y así se me ocurren miles de situaciones en las que alguien no puede dejar de hacer algo porque le da gusto y en ese mismo momento lo que transmite sumerge a otro, en un estado anímico motivacional, un estado algo energético y hasta amoroso, como si allí quedaran suspendidos en un instante que pareciera no tener hora, ni lugar . ¿Nos les parece que esos instantes son los que producen el mejor de los contagios, los que producen entusiasmo y hasta diría conexión amorosa?
Si uno se habilita, el entusiasmo puede mover baldosas, crea lazos novedosos con el mundo, con las cosas como con las personas y esto sí que es posible aun teniendo que estar a dos metros de distancia, con barbijos o en Cuarentena.