"El secreto de cómo prolongar la vida está en el arte de aprender cómo no cortarla" (Anónimo)
Hoy en día se cuenta con una imagen sociocultural prejuiciosa de lo que es la vejez. La cultura actual favorece en muchos casos a crear una imagen del viejo asociada a enfermedad, a deterioro y pérdida. Leopoldo Salvarezza (1998) sostiene "el imaginario popular atribuye universalmente el amor, el deseo y la pasión a la juventud y se la niega a los viejos"
Si bien es cierto que en la vejez se atraviesan ciertos cambios, no es la única etapa de la vida en la cual el hombre se enfrenta a ellos. Sin ir más lejos la adolescencia también pone al sujeto frente a situaciones novedosas incluso relacionadas con su propio cuerpo y sin embargo no absorbe los prejuicios culturales que hoy en día vemos recaer sobre la vejez. Entonces, cabe preguntarse ¿Qué ocurre en el anciano que da lugar a la creación de estas críticas?
Los adultos mayores estimulan temores relacionados con el propio envejecimiento. No es indiferente que se trate de una etapa que tiene cierta cercanía con la muerte lo cual la hace depositaria de angustias que se activan en los seres humanos en relación a la propia muerte. Estas angustias no son más ni menos que las causantes de diversos tipos de prejuicios que llevan a poner a la vejez como una etapa donde el acento esta puesto en los aspectos negativos.
Sin embargo, se caería en un enorme error si se define esta etapa por la pérdida. Pues esta misma puede ser definida como ganancia, y esto va a depender de la estructura particular del sujeto. Graciela Zarebsky (2005) sostiene que en base a esta idea es importante pensar el por qué, frente a idénticos factores biológicos y sociales, algunas personas responden sometiéndose y entregándose, y otros luchando y encontrando salidas creativas. Con esto la autora quiere diferenciar el envejecimiento normal del envejecimiento patológico.
La diferencia entre una u otra posición va a estar dada por la presencia y o ausencia de factores psíquicos protectores que darán lugar a cualquiera de los dos desenlaces. Estos factores forman parte de la personalidad del sujeto y han sido desarrollados a lo largo de su vida.
Dentro de los factores protectores para el envejecimiento, la autora menciona la capacidad de ser una persona flexible y con disposición al cambio. Zarebsky (2014) "Las personas flexibles aceptarán las transformaciones propias y ajenas, podrán romper con rutinas rígidas, innovar y realizar rutinas nunca antes exploradas".
Junto a la flexibilidad es importante el ser reflexivo, esta capacidad le permitirá a la persona pensar acerca de sus creencias, deseos, mandatos. Lo que permitirá una mayor autenticidad. La incapacidad de auto cuestionarse es reflejo de una marcada rigidez, factor de riesgo para un envejecimiento patológico.
Por otro lado, el hecho de que una persona pueda acceder a imaginar, fantasear, soñar, reírse de sí, son aspectos que forman parte de lo protector y le permiten al ser humano desplegar su creatividad y su riqueza psíquica haciendo entonces más factible un sano envejecer.
Como parte del camino hacia un buen envejecer no se debe olvidar la importancia que tienen los vínculos intergeneracionales. Es mediante estos que las personas transmiten y aprenden en forma constante.
El poder tener en cuentas las propias limitaciones y elaborar gradualmente las marcas del envejecer permitirán que la vejez no sea vivida como un derrumbe. En este aspecto cobra fundamental importancia la capacidad de anticipación, es decir, el pensar o reflexionar anticipadamente respecto a la propia vejez.
La anticipación, debe ser acompañada con una responsabilidad sobre el auto cuidado en la salud y en la enfermedad. Junto con esto, no se debe dejar de lado la importancia de lo social y el armado de vínculos y redes que le permitan a la persona seguir conectado con el afuera.
Es importante la diversificación de apoyos, ya que a mayor diversificación, menor es el riesgo de quedar atrapado en el encierro y la soledad si por ciertas circunstancias algún bastón falla. La diversificación no solo incluye vínculos, sino también roles, funciones, intereses.
La posición ante la propia muerte también forma parte de los factores protectores o de riesgo ante un envejecimiento normal o patológico. No es lo mismo vivir hasta la muerte que vivir hacia la muerte. La primera posición implica un lugar de mayor participación y actividad por parte del sujeto. Zarebsky (2014) sostiene que incorporar la finitud como parte de la vida, sabiendo que la muerte está ahí, como posibilidad siempre presente, hará que la muerte sorprenda al sujeto viviendo.
Siempre hay cosas que escapan del control del ser humano, es importante poder tomar conciencia sobre esto. Le posibilitará al sujeto responder de la manera más funcional que este a su alcance ante las circunstancias.
Para concluir se cita una frase de Marcelo R. Ceberio (2013) quien sostiene que "Muchos de los problemas del anciano no son ni más ni menos que el espejo de la fórmula empleada en la etapa previa, es decir, la manera en que una persona adulta resuelva sus problemas será un indicador de como bregará con ellos durante los años de vejez."
Esto es lo que permite pensar en la importancia de entender a la vejez no como algo aislado, sino como parte de la vida de un sujeto particular. No se trata del lugar que tienen los viejos en la sociedad, se trata de que lugar tiene ese viejo y como se posiciona este en su particularidad y en su subjetividad.
Entonces, la pregunta sería: ¿Si de vejez se trata"? ¿cómo envejezco?