La mal llamada Gripe Española. No se sabe con certeza hasta el día de hoy dónde surgió.  Lo cierto es que en un momento llegó a España, que era neutral  en la guerra, por lo tanto sus diarios no estaban censurados y no tuvieron ningún problema en informar sobre esta enfermedad. Ser el único país en hablar sobre el tema hizo que todo el mundo la conozca como la Gripe Española.
  Esta gripe de 1918 tenía tasas de mortalidad altísimas. Alcanza con decir que la cifra total de Muertos oscila entre los 20 y 50 millones. No discriminaba a ninguna persona, todos se podrían morir.
  En otoño de 1918 Estados Unidos estaban recibiendo la segunda oleada de esta gripe. Principalmente estaba siendo fuertemente atacada toda la costa este. Soldados que venían de Europa volvían a casa después de la guerra y traían con ellos esta enfermedad, que rápidamente comenzó a propagarse desde Boston a Nueva York y Filadelfia, y luego cada vez más al oeste.
  De más está decir que no había ninguna vacuna y el gobierno no sabía muy bien qué hacer. La gripe comenzó a propagarse por las instalaciones militares de Filadelfia, y el Director de Salud Pública del lugar, Wilmer Krusen, le decía a la gente que lo que padecían los soldados era solo una gripe más. Bastaba con mantenerse caliente, los pies secos y el estómago abierto para evitar enfermarse.
  De más está decir que los casos se empezaron a disparar. Todo el mundo se estaba enfermando. Y como si fuera poco, el 28 de septiembre estaba prevista la celebración de  un desfile multitudinario para recaudar fondos destinados a la guerra. Faltaban aún algunos meses para que la Gran Guerra finalice.
  Este desfile tendría lugar en los distintos estados. En Filadelfia, mucha gente concurrió y cómo era de esperarse, fue un foco de contagio. Todos los concurrentes estaban cerca, todos se hablaban y todos se contagiaban. Si bien había noticias sobre la gripe, como era gripe "española" era un problema de Europa, lejano.
  Días después del desfile los hospitales de Filadelfia estaban colapsados. Todos los centros estaban llenos de infectados y la cifra de personas muertas para cuando terminó la semana era de 3.000.
  Pero hubo un estado que hizo absolutamente todo lo contrario, St. Louis. Por supuesto, también había infectados,  pero muchísimos menos en comparación a otros lugares. Y todo gracias a un hombre: Max Starkloff.

  Max había publicado un artículo en un diario resaltando la importancia de evitar multitudes para evitar los contagios,  en el cual proponía una posible cuarentena. El sector público lo trató de loco y exagerado. Le dijo que eso era imposible.
  En 1918 las ciudades estaban avanzando a pasos agigantados. Frenar todo, era un retroceso.
  Starkloff convenció al alcalde de que la enfermedad estaba fuera de control, y era necesario hacer algo al respecto o todos acabarían muertos. Y así, le propuso un plan bastante concreto: cerrar la ciudad por completo. Bares, restaurantes, escuelas, cines, teatros y todo tipo de reuniones quedaban suspendidos. Al mismo tiempo, se crearía un departamento información para que la gente no dejara de enterarse de las cosas que estaban pasando. Además, todos los enfermos  serían atendidos en sus propias casas por una red de enfermeras voluntarias que se había generado. De más está decir que el desfile para financiar a la Primera Guerra Mundial quedaba cancelado.

  Al principio, como era de esperarse, el número de casos fue en aumento. Pero con el correr de los días, el número de enfermos era mucho menor y los que aparecían infectados lo hacían de manera gradual. No explotaba todo el sistema como había pasado, por ejemplo, en Filadelfia.
  De esa manera, todos podían ser atendidos. El Sistema Sanitario daba abasto y el resultado salta aún hoy a la vista: según un estudio de 2007 la tasa de mortalidad en ese lugar fue tan solo un octavo de la tasa de mortalidad en Filadelfia.
  Esta historia es un ejemplo más de lo importante que es, durante una pandemia, que te quedes en tu casa. #QuedateEnCasa