Las últimas lluvias han traído un respiro muy esperado para el campo. Con un promedio de 250 milímetros en las tierras de la región, sumado a precipitaciones recientes de entre 20 y 30 mm, el impacto ha sido positivo, especialmente en los cultivos de soja. Raúl Ramos, socio gerente de la cerealera López y Ramos, destacó la importancia de estas lluvias tras un período de sequía que había reducido considerablemente las proyecciones de cosecha.
"La soja ha mejorado mucho. Gracias a las lluvias, se generó una nueva floración, lo que permitirá obtener más chauchas y, por ende, un mejor rinde", aseguró Ramos. Sin embargo, en el caso del girasol, el impacto ha sido menor debido a que su ciclo de cosecha ya estaba definido antes de las precipitaciones. "A pesar de ello, la cosecha de girasol será suficiente para cubrir los gastos", agregó.
Respecto a las condiciones generales en la región, Ramos resaltó que Coronel Pringles ha tenido suerte en comparación con otras localidades donde los excesos hídricos han generado problemas serios. "Nosotros hemos tenido mucha suerte. Cerca de acá hay grandes problemas: en Bahía Blanca, la situación la conocemos todo, pero en Guaminí también se complicó y en Bolívar, el 95 % del partido está bajo agua. En Daireaux también se está complicando. Al 27 de marzo, toda esa zona ha recibido lluvias intensas y el agua sigue acumulándose. Además, desde el norte, con el río Paraná, hay una situación difícil en varias provincias como Chaco, Formosa y Salta", explicó Ramos.
En cuanto al futuro del sector, Ramos se mostró optimista. "No llovió pasto, pero hay futuro, y eso es muy importante. Tener un invierno con pasto es excelente para la ganadería. Y respecto a los cereales sembrados, esta agua última los va a beneficiar", afirmó.
Sobre la demanda laboral en el campo, señaló que hay oportunidades, pero también desafíos debido a la tecnología. "Hoy las máquinas tienen mucha tecnología y requieren preparación. No hay tantos jóvenes interesados en el trabajo rural, y las empresas tienen dificultades para conseguir personal. Esperemos que poco a poco se vaya ocupando gente, porque hay una juventud excepcional y en las escuelas pueden formarse para el campo", sostuvo.
Por último, analizó la situación económica del sector. "Los precios del campo están bien, pero todo lo que rodea al precio está caro. Por más que tengas una buena cosecha, los costos son altos: de 2500 kilos de girasol, 1800 se van en gastos. Entre impuestos y arrendamientos, la ganancia se achica. Sin embargo, el productor en Pringles siempre tiene fe en que las cosas van a andar bien", concluyó Ramos.